lunes, 28 de febrero de 2011

Dignificar la actividad política (Mayo 2007)



A los ciudadanos y ciudadanas libres
A todos los herreños y herreñas de buena fe
A las y los representantes políticos insulares de hoy y mañana
A quien pueda interesar


El Foro Ciudadano Hero Neo les saluda y agradece que tomen en consideración el siguiente documento abierto, resultado de un largo debate habido en este colectivo inspirado en el ánimo de buscar posibles causas y ofrecer algunas propuestas con el fin de

DIGNIFICAR LA ACTIVIDAD POLÍTICA

Los hombres y las mujeres de Canarias sabemos mucho de silencio, de caciquismo y de dictadura. Nuestras islas fueron gestionadas secularmente por un reducido grupo dominante que concebía la actividad política como la gestión de los asuntos públicos exclusivamente desde la esfera privada y para el beneficio privado. Salvo los primeros momentos de la breve experiencia democrática vivida durante la II República (1931-1936), el caciquismo y la dictadura han sido consustanciales a la historia de Canarias.
La dictadura, dada la negación absoluta de libertades, es fácil de identificar, pues forma parte del pasado más reciente y de la memoria colectiva del Estado español. Otro tanto sucede con el caciquismo, que en esta isla contó con nombres y apellidos específicos. Más difícil, sin embargo, es reconocer su versión moderna, el clientelismo político, ese sutil sistema de relaciones sociales de dominación caracterizado por el hecho de que, a lo largo del tiempo, ha logrado establecer extensos vínculos de paternalismo y de lealtad a un dirigente político que conlleva relaciones de jerarquización atravesadas por el agradecimiento y la fidelidad permanente al mismo. Desde la poltrona, donde se sientan los gestores políticos y a través de una densa malla de relaciones personales que, coordinadas por el dirigente político de turno, recorre todos los núcleos y pueblos de las islas, el clientelismo logra articular un fino sistema de control y dominación en el que intervienen decididamente los militantes más fieles y comprometidos de los partidos dispuestos a recibir siempre las instrucciones precisas que deben trasladar a sus obedientes vecinos.
Para este dirigente político que, como se ha expuesto, ha gestionado lo público desde intereses partidistas, las elecciones son el acto mediante el cual se cobran los favores (“enchufes”, licencias, contratos, subvenciones…) realizados a toda su base electoral durante el último periodo legislativo.
Con todo, lo más deleznable de esta perspectiva del “yo te favorezco, tú me votas”, es que, en la práctica, niega a las personas la condición de ciudadanos y ciudadanas y los reduce a la condición de súbditos o, cuando más, de estómagos agradecidos.
El periodo de transición a la democracia devolvió a no poca gente la esperanza de concebir la política como la gestión de lo público desde lo público y, por tanto, de dignificar la actividad política, de entenderla como la participación desde la libertad en los asuntos del centro de trabajo, del barrio, del municipio, de la isla … Sin embargo, poco habría de durar lo que entonces se denominó “la fiesta de la democracia”, y no porque ésta hubiera sucumbido de muerte natural, sino porque la práctica de buena parte de nuestros políticos rehuyó cuanto pudo la participación social y, una vez más, buscó profesionalizarse y alejarse de su origen. De esta manera, la actividad política pronto devino para no pocos en medio de enriquecimiento personal y de consolidación de grupos de presión organizados en partidos políticos. Los continuos ejemplos de corrupción cosechados a lo largo de las últimas décadas, el enquistamiento en el poder a toda costa, la entrada en política de oportunistas avispados/as sea con unas siglas u otras, ha supuesto, en buena medida, el triunfo de la mediocridad y, en definitiva, de enemigos de la democracia.
Devolver a la actividad política la dignidad que le corresponde puede parecer a muchas personas un horizonte utópico, una batalla perdida de antemano. Pero no nos resignamos. Afirmamos nuestra profunda convicción de que la actividad política puede y debe ser considerada como una herramienta colectiva útil para mejorar la vida de las personas.  Conscientes de que además de una obligación moral nos asiste un derecho, y de que sólo la existencia de una ciudadanía crítica dota de fortaleza a una democracia, las ciudadanas y ciudadanos que integramos el Foro Ciudadano Hero Neo expresamos nuestra firme decisión de exponer públicamente nuestras dudas y opiniones acerca de todo aquello que, teniendo una dimensión pública, pueda afectar a la dignidad de las personas y a sus condiciones de vida, ya sea en esta isla o en cualquier punto del planeta.
El momento político actual nos ofrece un punto de partida para trasladar a la ciudadanía y los partidos políticos de esta isla una serie de propuestas que, a modo de reflexión, pueden servir para medir la calidad del concepto de democracia y participación ciudadana existentes.
Es por ello que, reunidos durante los últimos meses y tras un largo y meditado debate, hemos decidido trasladar a quien esté dispuesto a oírnos y quiera intervenir en el mismo las siguientes


CONSIDERACIONES

Uno de los indicadores de la salud democrática de una sociedad, es el nivel de participación política de los ciudadanos que la constituyen, entendiendo como tal no sólo la participación en  los procesos electorales (inclusión en listas electorales o votaciones), o la afiliación política o sindical sino, en un sentido más amplio, la implicación en movimientos sociales y culturales que abarcan desde organizaciones no gubernamentales a asociaciones juveniles, organizaciones de la mujer, de la tercera edad, grupos de debate, asociaciones de vecinos, etc. que dispongan de la posibilidad real de deliberar y decidir activamente en los asuntos públicos, promoviendo las políticas que estimen adecuadas y corresponsabilizándose por ellas.
Podemos preguntarnos, pues: ¿goza la sociedad herreña de buena salud democrática?
Si se hace un estudio de estos elementos, se llega a la conclusión de que nuestra sociedad no goza de una buena salud democrática.
Los síntomas pueden ser diversos, pero a nuestro entender, entre otros, consideramos los siguientes:

SEPARACIÓN DE LOS INTERESES DE LOS POLÍTICOS DE LOS DE LA CIUDADANÍA ya que muchos de nuestros representantes –que inician su carrera política bajo el argumento de arrimar el hombro “por un proyecto ilusionante”- acaban por despegarse de sus vecinos y se instalan en un plano distanciado cuya atractiva comodidad les abre las puertas hacia el…

USO DE LA INFORMACIÓN DE MANERA INTERESADA Y MANIPULADA COMO FORMA DE EJERCER EL PODER, cuando no de vía para garantizar su…

PROFESIONALIZACIÓN DE LA VIDA POLÍTICA. Entendiendo la dedicación a la misma como un medio de trabajo y no como un servicio a la ciudadanía a la que dicen representar. Es un claro ejemplo de corrupción moral y acaso la más reprobable (llegan a blindar sus salarios y los de sus asesores para que cuando retornen a su condición de ciudadanía de a pie conserven los privilegios adquiridos, no dudan en cambiar su afiliación política con tal de mantener un puesto,…) pero, en tanto que opción individual, esta corrupción no es la más dañina para el conjunto de la sociedad cuyas necesidades básicas con frecuencia dejan de ser atendidas por…

CASOS DE CORRUPCIÓN ECONÓMICA. Lamentamos tener que considerar este punto como uno de los indicadores de peor salud democrática, pues entendemos que la corrupción económica está vinculada no sólo a enriquecimientos personales y empresariales, sino a una gestión económica inequívocamente anómala e irregular: contrataciones a dedo, desvío de fondos que pueden afectar a colectivos específicos (o necesitados) hacia partidas distintas por razones de conveniencia política, despido improcedente de personal, despilfarro en campañas de propaganda y autobombo, concesión de subvenciones y puesta en práctica de proyectos según clientelismo político…

FALTA DE TRANSPARENCIA DEMOCRÁTICA,  pues la ciudadanía no sólo desconoce cuánto ganan realmente sus políticos por los distintos conceptos por los que cobran, sino cuál es su patrimonio antes y después de su mandato.

USO DEL MIEDO COMO INSTRUMENTO MOVILIZADOR. Ante la necesidad de una pedagogía política e institucional que explique a la ciudadanía las causas de la desigualdad entre los países ricos y los países pobres y que impulse los valores democráticos de la paz y la convivencia en contra de la guerra y la xenofobia, muchos políticos alimentan miedos populares con el fin de erigirse posteriormente en los salvadores de “lo nuestro”.

ESCASEZ DE INSTRUMENTOS DE PARTICIPACIÓN DIRECTA, cuando no simplemente inexistencia. Resulta paradójico que siendo como es El Hierro un lugar en el que el tema político es vivo, permanente, no exista la voluntad política real de encauzarlo hacia el protagonismo vecinal,  con el fin de convertir los municipios y la isla en un laboratorio de democracia directa.
Toda persona, por el mero hecho de vivir en sociedad es, por definición, política. Resulta evidente que cuanto mayor sea el nivel de implicación de sus miembros en el funcionamiento de la sociedad, ésta será más del agrado de todos y todas. Nos resistimos a creer que siempre tengan que gestionar los asuntos públicos las mismas personas, por muy capacitadas que estén y muy honradas que sean.
                                                                                         
Es evidente que estas malas prácticas no sólo producen un descrédito enorme de los políticos y las políticas que las llevan a cabo sino, lo que aún es peor, de la propia actividad política en general, provocando un mayor distanciamiento de la ciudadanía de sus instituciones bajo el argumento recogido de la leyenda popular de que “todos los políticos son iguales”.

Debemos señalar estas prácticas, además, como una de las causas más determinantes en el desinterés de buena parte de la juventud insular por su formación educativa o su cualificación profesional, pues ésta no es condición insalvable para la obtención de un puesto en la administración insular o local. Se crea así un bucle de precariedad vital favorecido por este sistema clientelar y subvencionador que se alimenta de una mano de obra escasamente formada y cuyos bajos salarios permiten hacer “más con menos dinero”, creando así una ilusoria sensación de reparto de la riqueza que prolonga hasta
el infinito el agradecimiento de quienes se creen “favorecidos” por un sistema que, en definitiva, perpetúa su sumisión.

Se hace necesario, por tanto, algo inexistente en la práctica,
El CONTROL SOCIAL que evite las posibles tentaciones del clientelismo político, ampliamente instaurado en la sociedad a través de contrataciones de personal, subvenciones, etc.,   en función de las diversas preferencias y servidumbres políticas.
Para ello es necesario:
FOMENTAR LA EXISTENCIA DE VOCES Y MEDIOS DE COMUNICACIÓN CRÍTICOS con la actividad política realizada, cuya ausencia es un preocupante síntoma de quietismo político.

ESTABLECER EL CONTROL  DIRECTO DE LOS REPRESENTANTES POLÍTICOS POR PARTE DE LOS CIUDADANOS pues, salvo la llamada a urnas cada cuatro años, no se establecen mecanismos que permitan a la ciudadanía el control inmediato de la acción política.

POTENCIAR LAS POSIBILIDADES DE ACCIÓN DIRECTA DE LOS CIUDADANOS. Entre todos y todas debemos ser capaces de generar una escuela de ciudadanía que garantice la renovación constante de los cargos públicos, que haga realidad el sueño de una política y unos políticos 100% renovables.

Estando como estamos plenamente convencidos de que nadie mejor para gestionar los asuntos públicos que la propia ciudadanía y de que existen condiciones idóneas para favorecer su participación, es por lo que realizamos las siguientes propuestas como posible demostración de la voluntad democrática por parte de las fuerzas políticas gobernantes:

1.      Desarrollo de una normativa que permita la presentación de Iniciativas Vecinales en las corporaciones locales e insulares.
2.      Posibilidad de participar en los plenos de las corporaciones mediante la presentación de preguntas o sugerencias dirigidas a sus miembros.
3.      Convocatoria de referendos insulares o municipales para la aprobación de proyectos o la toma de decisiones políticas que puedan comprometer de forma directa los intereses vecinales.
4.      Implantación de presupuestos municipales participativos.
5.      Celebración de plenos en distintos lugares de la isla y en horarios que posibiliten la asistencia popular.
6.      Limitación de los mandatos de los cargos electos, quienes, además, y como servidores públicos que son, deben garantizar a todos los ciudadanos y ciudadanas el acceso a su consulta de forma regular y pública mediante el establecimiento de unos horarios públicos.




EL FORO CIUDADANO HERO NEO  se congratula sinceramente de que usted haya dedicado su tiempo a la lectura y análisis de esta propuesta. Es nuestro deseo que este documento ayude a abrir una nueva etapa en la percepción que la ciudadanía tiene de sí misma y posibilite un giro en el concepto de democracia. Ahora sólo hace falta que entre todos y todas hagamos ver las razones a los diferentes partidos políticos y obtengamos de los mismos el compromiso público de su aceptación.

El Hierro. Mayo de 2007

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